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Prepárate para descubrir Chisináu, la capital de Moldavia. Este paraíso natural aún desconocido para muchos, se distingue por su rica historia, su arquitectura única y sus evocadoras bodegas de vino. Como viajero español, te sorprenderá la cantidad de cosas que puedes conocer y experimentar en esta interesante ciudad del este de Europa.
Alquilar un coche es la mejor opción para explorar Chisináu a tu ritmo. Tener tu propio transporte te permitirá ver más que sólo los lugares turísticos típicos, y podrás explorar a tu aire esta fascinante ciudad y sus alrededores.
Para una experiencia de conducción cómoda en Chisináu, recomendamos coches de tamaño medio a grande, ya que las carreteras pueden ser complicadas en algunos lugares. Sin embargo, si planeas viajar a zonas rurales, un coche con tracción a las cuatro ruedas podría ser la opción más segura.
Antes de ponerse al volante en Chisináu, es vital familiarizarse con las normas de circulación moldavas. A diferencia de en España, en Moldavia se conduce por la derecha. Además, el límite de velocidad en zonas urbanas es de 50 km/h, mientras que en carreteras secundarias y autopistas es de 90 km/h y 110 km/h respectivamente.
Debes prepararte para un clima continental moderado con veranos calurosos e inviernos fríos. En verano, puedes esperar temperaturas de hasta 30°C, similar a muchos lugares en España. Sin embargo, los inviernos son más fríos que en la mayoría de las regiones españolas, con temperaturas que pueden bajar a los -10°C.
Mientras explora Chisináu, te encontrarás con una mezcla diversa de tradiciones y culturas debido a su rica historia. Verás las marcadas influencias de la época otomana, así como de la rusa. Los habitantes de Chisináu son conocidos por su hospitalidad. No te sorprendas si te ofrecen comida casera o una copa de su famoso vino.
Chisináu cuenta con magníficos parques como la avenida Stephen the Great, perfecta para pasear. No te pierdas el Museo Nacional de Historia de Moldavia y la Catedral de la Natividad. Y, por supuesto, aprovecha para visitar las famosas bodegas de Cricova y Milestii Mici, que están cerca de la ciudad.
Finalmente, asegúrate de probar la cocina local. Los platos moldavos tienen influencias tanto orientales como europeas, haciendo que la comida sea una experiencia única. Prueba platos como Mămăligă, Sarmale y Plăcintă, y acompáñalos con un vaso de su vino local. ¡Te aseguramos que no querrás perderte tal delicia!